domingo, julio 16, 2006

Soledad


Fue la espera eterna
-en donde el viento languideció
y el alma sacudida con las
alas de las mariposas,
enrolló finos trozos de hierro.
Aquel hierro como la seda del corazón,
se retorcía entre vaivenes
y semillas antiquísimas, que son
las cosechas del recuerdo,
y el recuerdo y toda la espera
se centraba en el esfuerzo de
decrecer mi memoria, y de condenarme
como los justos, en este paraíso
que se pierde en la perfección.

2 Comentarios:

Blogger Voknahelio dijo...

tu también =O

4:17 p.m.  
Blogger ::: Isis ::: dijo...

Recuerdo que invanden mi mente...
Recuerdo que no me dejan avanzar...
Recuerdos que me hacen morir, pero los tuyos me hacen revivir.

Saludos.-

1:42 a.m.  

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