martes, noviembre 28, 2006

Infinito



















De los arpegios celestiales caen
como en armonía de agua salpicada
los colores y el sonido, quebrándose en el espacio
sobre el mundo, como la esgrima de los dioses
en el campo sucesivo de la casa sustancial,
el silencio da sus votos a una vela de fuego,
el tiempo mueve sus manecillas entre los horizontes,
es vida, el recuerdo de la madre que parea al hijo
en su vientre de viento, de aire, de agua, de calor.


En el medio las estrellas viajan por caminos de luces,
y suben, y bajan por los cabellos de los milenarios,
las ondas se agitan como el mar, que baila un vals en progresión.

En el vacío un secreto de la alquimia da vida
a esta matemática y lógica compleja, ¿Cuál Sócrates, Aristóteles
bajan por el sello eterno de la escencia material?,
lo cantaban en los días cíclicos, lo proclamaban en la inmortalidad
de las cosas, en las noches torcidas, en los eclipses inclinados


el infinito es una sinfonía armónica,
como el viaje de las estrellas,
como el de tres carabelas en el mar que siguen recorriendo el orbe,
como el ojo del huracán que mira implícito los santuarios de los ángeles,
como la sangre del cuerpo, que universalmente es el todo,
la nada, un suspiro de alguien que toma el aire del universo…