jueves, julio 12, 2007

Poema para el invierno

OH!!, querido invierno,
ahora que no sale el sol
me acuerdo del verano.
oh! verano fogoso de lindos recuerdos,
aquella puesta de sol que dejaba caer sus trenzas rojas en el mar,
aquella playa de arena blanda.
Y las muchachas con sus ajustados bikinis
lanzándose a la boca del agua,
y sus pechos rebotando como dos planetas apareados.

jueves, julio 05, 2007

Apocalíptico IV: “Cuando las ovejas coman carne”


En el cielo estaba Dios con su cordero, y en la tierra los hombres, saciando su boca y divirtiendo los jugos gástricos con una estofada de bistec, una presa de tripa humeante y sesos que abandonaron sus recuerdos en las brasas. Y en los cielos el cordero pensaba en la crueldad de Dios, y Dios se introducía en los cuerpos de sus criaturas para saborear la carne. Pero un día, mientras infinitas toneladas de carnes se depositaban por todas partes, y mientras infinitos gemidos quebrantaban la matriz del cielo, surgió una insospechada idea del cordero de dios, que contaré en un ratito más.


Resulta que Dios se depositó sobre un tipo que se desdoblababa continuamente, (su alma se independizaba del cuerpo), entonces cuando dios aterrizo en este cuerpo inerte, quedó atrapado en una cisterna de espacio y tiempo, y no pudo salir más.


Pidió ayuda pero nadie le escuchaba, salvo el cordero, que iba a rescatarle, cuando sintió el grito de miles de ovejitas que se sumergían en un cruel agujero negro, cuando sentía los gorgotones de sangre desplazarse por el suelo y cuando vio como las tripas respiraban el aire marciano de la tierra, y se desprendían del cuero… cuando se percató de las mandíbulas trituradoras que masticaban la dignidad con los huesos.
Entonces con divina furia, se acercó hacia la cisterna tiempo-espacio y la succionó con fuerza, y masticó y masticó hasta que Dios se hizo añicos en su boca caliente, después escupió siete estrellas fugaces que anunciaban las siete plagas, y cada estrella chocó con cada ángel, destrozándolos por completo… en el cielo quedó el cordero, libre y soberano, mientras abajo, las ovejas resucitaban y hacían suyo el reino de los cielos, comiéndose a todos los humanos que arrancaban como un gigantesco rebaño. Las siete trompetas sonaron una vez más…

lunes, julio 02, 2007


Que es lindo ese cactu