domingo, abril 22, 2007

Apocalíptico 1


Ilustración: Luis Rollo



En la Biblia cibernética hay un capitulo que trata sobre los blogs, dice así:





“Y vendrán los ángeles desde los cielos, y llevarán mantos fúnebres cubiertos de párasitos… y cada uno tomara una trompeta anunciando las plagas mortales”.





Siguiendo con la lectura y la descripción de la primera plaga encontramos:





“Tocó su trompeta el primer ángel, y desde una página web se esparció como un tumulto bacteriano el primer virus que lleva la inmunidad, Microsoft se desintegró como la seda mas delicada, formando filamentos de números parecidos a los cromosomas del ADN, se difundió por toda la red, infectando a todos los computadores que intentaban, a gran trote, desactivar la conexión a Internet… pero inútilmente, el MODEM era la placenta de un brote de virus, que alimentaba al feto con más ahínco y agresividad”.





Abandonada e inservible, la red comenzó a formarse como una gran y única célula, comiendo toda la información que se guardaba en los pasajes de cada dominio, incluso el pentágono fue adulterado, perdiendo la información y las claves de millones de armas y accesos a información preciada.





Pero sigamos revisando los versos de esta Biblia , que están muy interesantes, los invito:





“El otro ángel toco su trompeta, y un caballo de madera bajó sobre la gran célula que acomodaba su forma morfológica para recibirlo. El caballo reventó, esparciendo millones y millones de ligamentos por el alrededor de la web,, absorbiendo los últimos detalles de los pocos dominios que quedaban, los blog… y cada cuento, anécdota y aventura se deshilachaba para perderse en el agujero negro que creaba el virus, muy similar al proceso de “tejer” unos párrafos con la mente, como cuando tejemos un texto, la lana va saliendo de nuestra cabeza y cae fuera, dibujando nuestro pensamiento en los palillos, en el papel o en un documento. Y cada post, cada entrada, cada patrimonio de la humanidad, cada obra de arte plasmada en la pantalla, cada sentimiento se tornaba opaco y desabrido, desnaturalizándose por completo, perdiendo la raíz.





Y el otro ángel, craqueaba los usuarios y las contraseñas, y su trompeta no manifestaba música, sino que un triste y desgarrado lamento, que se quejaba por las noches.





El último ángel soplo, y se acabo el Internet y la red mundial…





Solo un blog se salvó… y es el que ud está leyendo.

sábado, abril 07, 2007

El cactu pensador

Este era un filósofo, que de tanto reflexionar murió en el desierto con los labios agrietados por el sol, con la sal secándole la piel y el fuego dorando su barba y su carne, que chispeaba con la temperatura alta, como misiles pirotécnicos recién estallando. Por las noches, su cuerpo formaba unos pliegues rugosos, y el alambrado de su cabellera se fatigaba, la muerte lo desprendía de su cabeza como quién extrae el polen de las flores. Pasaron los días, las noches, los tic tac, el viento como un agente de cambio, la brisa, el calor, las hormigas que hacían monumentos históricos con la carne, ahuecando los ojos como diamantes sin lustre, brazos cansados, piernas flacuchentas, otoños secos, veranos, inviernos, primaveras, lluvias sin sentidos, granizos de fuego y de hielo… cenizas, arena, sábanas de arena cubriendo un cuerpo sin alma y desgastado por un remolino infinito…

Años más tarde, en el lugar del pensador, surgió un pequeño brote, un cactu medio desabrido, pero que en el desierto era una verdadera joya verde, un tributo a la soledad, una especie de santuario, una flor en medio del cementerio, una dedicación para la tumba, pero esta planta no era ningún símbolo, si no que, increíblemente, era el filósofo, vivo y radiante que había tomado una nueva forma, que había hibernado durante muchos años, escondiendo su esencia fuera de todo órgano humano y situándola al interior de tan dura caparazón, de un ariete de púas majestuosas, dentro de un tronco fino, circulando la sabia, como una bomba de agua, pensando… pensando.